Bienvenidos a nuestro gabinete de corporación dermoestética. Más de mil centros repartidos por Europa avalan nuestra experiencia en todo tipo de operaciones estéticas. Liftings, rejuvenecimientos faciales, liposucciones corporales y depilaciones de todo tipo le convertirán en aquello que siempre llego a soñar. Una mera apariencia más. Una mentira decididamente construida. Un catálogo de operaciones para la impostura. Si quiere, sólo tiene que estampar su firma al final de este contrato, pero antes dedique un tiempo a leer sobre esta anatomía de la apariencia.
Extrañamente era un día que amenaza tormenta. Después del soporífero verano soportado por estas latitudes pequeñas gotas se estrellaban contra el rostro con esa incómoda sensación de las tormentas en verano. Ya sé que algunos estarán pensando que he visto demasiadas películas de miedo y leído libros de Lovecraft. Ni lo uno. ni lo otro. Así que fuera de licencias estilísticas había quien se había encargado de construir este extraño escenario para ver las últimas obras de Nieves Galiot.
La llegada al taller no se hacía por escarpadas pendientes, cómo habría sido lo propio para esta Mary Shelley de muñecas antiguas. A la entrada, un gato. Gris y blanco, aguardando en su silla. Indicios compartidos. Se me olvidó preguntar su nombre. Sé que si tu eres el diablo, no soy yo quien cuenta esta historias (1) Así que más vale no pecar de excesiva curiosidad. Teruteru, por todas partes. Entonces, me decidí a entrar al taller dónde Nieves cobijaba a sus últimos monstruos.
Cirugía, trucos de magia, apariencias y gimnástica pasiva. Descubrimos nuestro cuerpo. Un libro de culturismo nos cambió la vida. Un año en un gimnasio, subidos en básculas, controlando la ventana, batiendo records. Aprendimos a controlar el músculo de la risa. Si te especializas tanto, cualquier cosa resulta aburrida (2). Menos aburrimiento, cualquier cosa cabe en el taller de Nieves Galiot.
Allí, en ese espacio íntimo y de trabajo, Nieves ha ido creando estas últimas obras. Cosiéndole arterias a moribundos guantes de novia como una encajera de Vermeer que hubiera visto la Ophelia de John Everett Millais. Desmembrando muñecas como una aprendiz del más terrible Bellmer.
Exprerimentando nuevos trucos de magia como la Madame Houdini de Victoria Gil y enseñándonos que los príncipes azules sólo dejan esqueletos de batracio. Como cantaba Berlanga, todo lo que cubre un Chanel, después que es.
Pero, volvamos a la historia de esta Anatomía de una apariencia. En el centro del taller aparece el tórculo, ese aparato que yo siempre he visto como un instrumento con un punto bastante sadomasoquista. Después de ver las lágrimas y torturas que Nieves ha ido dejando correr por sus estampas en anteriores exposiciones, creo que muchos convendríais conmigo en el carácter doloroso y como de cuento gótico que tiene el instrumento con que los grabadores estampan sus imágenes.
Allí, sobre el tórculo, todavía quedan los libros de anatomía y alguno que otro de muñecas. En una de las esquinas, sobre un botiquín una frase estampada sobre el espejo. Tú, la más bella. Blancanieves Galiot convirtiéndose en la madrastra de cuento. Volviendo a ese territorio de la infancia siempre presente en sus obras. Niñas novia, muñecas, príncipes rana y enfants terribles. Érase una vez….anatomía de la apariencia.
Sobre Seis Mentiras sobre la cadera hablamos de las prótesis y el masoquismo de la báscula. De fondo una antigua top model metida a cantante susurrando palabras francesas (3). En Lady Shave ya ha saltado el conejo extrañamente depilado. Una vez mas me miro en Tú, la más bella y me podo la gafas 3D para cartografías la Topografía de una mentira. A la memoria me vienen aquellos rudículos espectáculos el los que cincuenta personas se colocaban tan mostrenco aparato para ver una película que casi siempre era de indios y vaqueros. La infancia una vez más.
Jugamos a médicos y destrozamos cojines.LOs peluches de la Messager haciendo que me enfrente a los miedos de la Historia de la pequeñas efigies (4). Una sombra fértil me tiende el último guante de duelo. Ofelia Novia hundiéndose frente a su reflejo.
De pronto, Nieves se dirige a mí con unas tijeras en la mano. Creía que llegaba el final de la historia, pero resultó que sólo quería hacerme un nuevo cuerpo y un pantalón. Nada es lo que parece. O todo es sólo aquello que nos colocamos sobre el cuerpo de nuestras mentiras. La autopsia de un recortable. La hiel de nuestra apariencia.
Al igual que en anteriores operaciones Nieves abre sobre la mesa de operaciones el cadáver de la relaciones humanas. Afilando el bisturí para que la vísceras no se resientan, sabiendo como el buen boxeador dónde golpear sin hacer que salte demasiada sangre. De todas formas siempre nos quedará el hielo para enjuagar las encías, aunque visto lo lo difícil que es olvidar el sabor de la hiel y los fracasos, los no me olvides y todas aquellas pequeñas palabras que nunca llegarán a completar el abismo de una ausencia. Demasiados combates amañados. Demasiados golpes de campana con la cabeza derrotada contra el plástico.
Y ahora ya se puede estampar su firma en este contrato haciéndose responsable de aquello que le pueda ocurrir durante la operación. No utilizaremos anestesia en esta Anatomía de la apariencia. El corte del bisturí será certero. El instrumental utilizado está perfectamente contaminado por los recuerdos. Herida limpia sobre el patronaje de la memoria. Una liposucción al corazón. Seguiremos subiéndonos a la báscula de mentiras.
Jesús Alcaide, texto del catálogo “Anatomía de la apariencia”
(1) Spanbauer, Tom. El hombre que se enamoró de la luna. Muchnik Editores, 1992, Barcelona.
(2) Hidrogenesse Asociados. Gimnástica Pasiva. Austrohúngaro 1902. Barcelona
(3) Quelqu’un m’a dit. Carla Bruni, Naive. 2003
(4) Messager, Annette. La procesión va por dentro. Catálogo de la exposición de Annette Mesager en el Palacio de Velázquez. Madrid. 1999. pag 114.